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El premio Pritzker, considerado el Nobel de la Arquitectura, cada vez se parece más a los galardones que entrega la Academia Sueca, donde no siempre gana el literato que más libros vende o el político de moda. De ninguna otra manera se podría explicar que el arquitecto chileno Alejandro Aravena haya conseguido en 2016 el mayor honor al que puede aspirar cualquiera que se dedica a la construcción de edificios.

Aravena, de 48 años y uno de los premios Pritzker más jóvenes, no construye rascacielos ni museos para millonarios benefactores. Es más, el mismo ha reconocido que su fuente de inspiración no son los grandes arquitectos sino la sabiduría de las favelas y los barrios marginales. Así nació el Proyecto Quinta Monroy en 2004, su obra más reconocida.

Hasta hace una década, Aravena era un arquitecto absolutamente desconocido fuera de Chile que se ganaba la vida levantando pequeñas obras públicas y facultades cuando le llegó lo que aparentemente era un encargo más: la construcción de viviendas para 100 familias desfavorecidas.

En lugar de construir un gran edificio colmena lleno de pequeños apartamentos, decidió construir mitades de casas que cada familia podría ampliar con cierta flexibilidad. Tomó esta decisión después de consultar a los futuros residentes sobre sus preferencias y es que como él mismo ha reconocido “mi filosofía arquitectónica se basa en incluir a la comunidad en el proceso”.

En cuanto a su estilo, la simplicidad en el diseño marca toda la línea de su obra. Según ha explicado en numerosas ocasiones, “la capacidad de síntesis y la sencillez son la respuesta a los problemas más complejos”.

Entre sus obsesiones destaca el hacer frente a la crisis mundial de la vivienda. En una charla TED celebrada el año pasado, Aravena explicó que en 2030 más de 5.000 millones de personas vivirán en ciudades de las que aproximadamente 2.000 se encontrarán por debajo del umbral de la pobreza. Su estudio, Elemental, ha completado ya más de 2.500 viviendas sociales, principalmente en Chile y México.

Estás son algunas de sus obras más celebradas:

Facultad de Medicina de la Universidad Católica de Chile (2004) – Santiago de Chile, Chile

Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Chile (2004) – Santiago de Chile, Chile

Centro de innovación de la Universidad Católica de Chile (2014) – Santiago de Chile, Chile

Proyecto Quinta Monroy (2004) – Iquique, Chile

Proyecto de vivienda social de Monterrey (2010) – Monterrey, México

Mirador Las Cruces (2010) – Jalisco, México

Arriba, casas entregadas a sus propietarios. Abajo, casas con habitaciones adicionales en el espacio previsto.

Arquitectura, Chile, Premio Pritzker